martes, 25 de agosto de 2009

más personajes del montón

Entre los papeles y tablas humedecidas por el olvido, voy encontrándome con dibujos de distintos momentos. Me resulta un ejercicio terapéutico y benefactor recordar lo que tenía en mente ante cada composición, pensar en lo que constituía mi vida cotidiana en tal o cual tiempo. Estos dibujos son de 2005 y pertenecen a una serie que exhibimos con los compañeros de San Carlos. ¿Habrá algo en ellos del extravío emocional de aquél momento? No lo sé, quizá se halle un poco en la ambigüedad de las acciones de estos personajes que metidos en un hoyo o en una charla de cantina mantienen un diálogo que no conoceremos; el personaje joven huyendo de un viejo enojado era desde el principio una metáfora y el personaje que mira hacia arriba intentaba ser un centauro, pero el cuerpo animal se ha perdido y no queda sino una gran mancha desvanecida en donde nadie verá ningún caballo.







domingo, 23 de agosto de 2009

Autorretratos








¿Debería un autorretrato aspirar a mostrar una imagen que preservara todavía el parecido? Confieso que cada vez que he emprendido un autorretrato y lo he mostrado, alguien me dice que no encuentra similitud suficiente. Antes esto me perturbaba mucho. Después me di cuenta de que el retrato no necesita aspirar a la representación de una personalidad en su totalidad, menos aún el autorretrato. Prefiero asumir la parcialidad de cada intento. Es desde el terreno de la libertad ganada por esta reflexión que saco del archivo algunos dibujos que representan facetas reconocibles por mi -a saber si por alguien más- y que adolecen en cualquier caso de una terrible falta de parecido con lo que las cámaras fotográficas podrían atestiguar.